Indudablemente es importante esta función didáctica de los libros. Pero...¿por qué circunscribirse únicamente a ella? ¿No estaremos olvidando que la literatura -y la poesía- constituyen un derecho de todas las personas, más allá de las distinciones de sexo, nacionalidad, clase social y edad? ¿No le estaremos escamoteando a los más chiquitos ese derecho?
Los bebés también son personas y tienen derecho a la poesía. Al menos así lo han entendido las muchachas de Kalén Juguetería que con corazón bien dispuesto y manos mágicas se abocaron a crear un inusual libro para bebés.
¡Qué disparate! dirán algunos. ¿Qué puede entender un bebé de este tipo de poemas? Los temas deben ser cercanos al niño: los juegos, los animales, la familia. Si hay una jirafa, abajo debe decir jirafa ( ¿cuán cerca de un bebé están las jirafas? ) pero términos como arrebol y albricias son absolutamente incomprensibles para un chiquito. ¡Como si fueran comprensibles, a esa edad, las palabras sol o nube! No por ser comunes y de grafía más simple son más adecuadas.
Pero veamos, paso a paso, el libro en cuestión:
¿Qué percibe el niño de este texto? Supongo que el tono, alegre, optimista, de quien le lee, colores cálidos o fríos, que dan cada uno su mensaje -aunque no sepamos que se llaman rojo y azul- la música de las palabras, dada por la métrica, la rima, las aliteraciones - que por algo Lope de Vega es llamado el Príncipe de la lengua-.
Y el significado se va abriendo paso naturalmente, sin explicaciones. El niño al que le lean este poema de bebé incorporará una palabra tan rotunda y sonora, tan coherente fonética y semánticamente como albricias, de la única manera posible: por su contexto. Para siempre la palabra albricias quedará unida a un momento de alegría, de sorpresa, de poder tomar el sol con las manos. No tendrá que buscarla en el diccionario, cuando sea mayor y vaya a la escuela, y emplearla en tres oraciones.
Pero más allá de este enriquecimiento del vocabulario -que se da por añadidura- este niño está ejerciendo, desde la cuna, su derecho a leer literatura. Y no es poca cosa.
Lope de Vega para bebés, pues. En Montevideo. Gracias a Kalén por valorar de esta forma la sensibilidad de los bebés.
Mercedes, fue un placer. Ya estamos pensando en hacer algún otro :)
ResponderEliminar"el derecho a la poesía" gracias Mercedes y Kalenas por valorar las "otras formas",lo compartimos
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