"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

viernes, 24 de mayo de 2013

La dueña de los crosepos

Así me dijo un niño, hace muchos años, cuando le mostré una fotografía de Elsa Bornemann. Ella les enseñó el poder generador de la palabra, la que echábamos a volar en clase y anidaba, no en los diccionarios, sino en la imaginación de cada uno.
Recuerdo el desconcierto inicial cuando oyeron la palabra crosepo: ¿cómo es posible? ¿Una palabra que no existe? Entonces ¿se pueden inventar palabras? Y de inmediato el juego, el disfrute: al conjuro de la palabra, dicha primero en secreto, o a gritos, con miedo, con alegría o asombro, escrita con gruesos caracteres en el pizarrón o tímidamente en el borde de una hojita, el ámbito de la clase se iba llenando de crosepos temibles, de afilados colmillos, suaves pétalos mágicos o ruedas de fuego.





Me es grato imaginar ahora a Elsa en un calpo de ligubias. Sin duda es un hermoso lugar. Los niños y los crosepos la saludan.





 

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