"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

domingo, 24 de julio de 2011

Reencuentro

He vuelto a encontrar hoy un libro que creía perdido hace muchísimo tiempo. Se trata de La vida de las hormigas, de Mauricio Maeterlinck.
Al abrirlo advierto, con asombro, que es el mismo ejemplar que leí de niña, y con mayor asombro aún, que me lo regalaron en la Navidad del 54.
Lo hojeo, algo desconcertada, porque sé que significó una de mis lecturas más importantes. El recuerdo es imborrable, aunque impreciso. Porque ¿qué me atraería de estas páginas de letra menuda, sin una ilustración, por donde caminan formicas pratensis y poliergus rufescens? No reconozco en este desconocido de páginas amarillentas aquel amigo que me abría las puertas de un mundo fascinante.

Entonces advierto que el libro también me observa. Y admito que es difícil también para él reconocer en mí aquella niña de trenzas con ojos de asombro. Los dos hemos cambiado; para los dos han pasado los años.

Sigo leyendo tratando de descubrir el secreto. Y lo descubro: La vida de las hormigas no es un libro de entomología. Es un libro que habla de la vastedad de la vida, que reflexiona, que profundiza; es un libro que enseña a ampliar la mirada. Viejo, gastado, sigue guardando en sus páginas aquellas palabras mágicas que encendían en mí el amor a lo desconocido.
Entonces lo acaricio confiando en que tal vez sea posible aún que él pueda ver, tras mis arrugas y mis canas, aquella niña que amaba el misterio.

"Hasta dónde llegarán las hormigas? ¿Están en su apogeo o ya en su declinación? ¿Tienen otro porvenir por delante? Han pasado millones de años, que no han tenido importancia, y, por consiguiente, billones y trillones de vidas, que tampoco han importado. ¿Qué es, en fin de cuentas, lo que importa? ¿Han alcanzado su finalidad? ¿Cuál es ésta? Si la Tierra, la Naturaleza, el Universo no tienen una que podamos advertir, ¿por qué han de tenerla ellas? ¿Por qué hemos de tenerla nosotros? ¿No es bastante nacer, vivir, morir y volver a empezar hasta que desaparezca todo? Uno abre un ojo en la oscuridad, ve un rincón de tierra o un trozo de mar, unas estrellas, un rostro humano, y luego cierra el ojo para siempre. ¿De qué puede quejarse? ¿No es eso lo que nos ocurre? ¿No ha pasado todo en un segundo? ¿No vale más esto que no haber existido?"
                                                                                       
                                                                             La vida de las hormigas
                                                                               Mauricio Maeterlinck

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