Poema del profesor que en una clase fue poeta
El profesor nos ha puesto
un escrito en este día:
nuestro concepto del hombre...
...la fría filosofía.
Y nos ha dejado solas,
extrañándonos su acto:
¿es que nos tiene confianza,
u oculto está vigilando?
Ya vuelve: trae un tintero,
cuya tinta está empleando,
escribe, escribe ligero,
parece muy ocupado.
Nosotras también seguimos,
pues hay poco en el papel,
mas las ideas del "hombre"
vienen, sin duda, en tropel.
Estamos todas contentas,
el profesor no nos mira,
¡bendito sea el trabajo
que de ese modo nos libra!
Libres, sí, de vigilancias,
de miradas desconfiadas,
que matan nuestras ideas,
cual flechas envenenadas...
Y de ahí nuestra extrañeza,
más aún, admiración,
un profesor que no "cuida"
provoca gran emoción.
Pero aún no ha terminado
la rareza de este día:
no era trabajo urgente
lo que el profesor hacía.
Era ¡cuánto mejor!
una graciosa poesía
que si hoy nos libertó
ahora nos da alegría.
Ella nos la dio en verdad,
pues entre aplausos y gritos,
nos permitió olvidar
lo mal que salió el escrito.
29 de mayo / 945 C.R. Bastitta
gracias Mercedes!
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