"-Me gusta, pero no tengo tiempo" dice por lo general el adulto consultado sobre sus hábitos lectores. Porque es difícil que alguien confiese que leer no le gusta, que prefiere ocupar su tiempo libre en reunirse con los amigos, pasear el perro o -¡pecado inconfesable!- mirar televisión.
Lo políticamente correcto es que leer es bueno, por lo que los jóvenes, que "cada vez leen menos" se sienten culpables al no acatar ese mandamiento impuesto por aquellos que tampoco lo cumplen. Pero claro, los adultos somos gente ocupada, mientras que los jóvenes se están formando, tienen muchas horas de ocio y es necesario encauzarlos por el buen camino. De modo que tratamos de "promover" la lectura.
Y ahí comienzan los problemas. Se multiplican las jornadas, los juegos, los talleres, las visitas de autores; se media, se interviene, se promueve, se familiariza. Pero los resultados no son los esperados. Ni aquí ni en los países que destinan mucho dinero a ello y donde pululan los profesionales de la lectura. ¿Será tal vez porque se percibe una voluntad de dominio en nuestra exhortación?
Los niños sienten fuertemente nuestra imposición y crean defensas, recursos que van desde la resistencia pasiva a respuestas que deberían dejarnos, al menos, avergonzados e incómodos.
En una feria del libro infantil asistí a la insistencia de una promotora de lectura de una editorial para que un niño acompañado por sus padres, pidiese a éstos que le compraran determinado libro. El niño, conocedor de las leyes del marketing lo hojeó con desconfianza y se desarrolló el siguiente diálogo:
-¿Para qué edad es?
-¿Qué edad tienes tú? contestó a su vez la promotora.
-Nueve.
-¡Pues justo! éste es para niños de nueve a once años.
- Pues yo tengo ocho, concluyó el potencial cliente, alejándose.
Sin duda, se me dirá, no es lo mismo un vendedor que un "verdadero" promotor. Pero a medida que el mercado se diversifica, se encasilla la literatura y se multiplican los especialistas. Y a cada discurso, diferente pero en el fondo similar, de tantos mediadores que a veces interfieren más que lo que acercan, el niño va elaborando nuevas estrategias..
Sin embargo es indudable que la expresión "promoción de la lectura" tiene, sí, un sentido. El propiciar el encuentro con el libro, cuando alguien no ha tenido la suerte de tener con él un trato familiar desde el hogar, puede dar lugar a establecer una relación diferente, íntima, valiosa. Relación que permita, no al promotor "construir un lector" sino al posible lector construirse a sí mismo.
Reconocer los derechos culturales, abrir espacios sutilmente, con humildad, sin creer que conocemos todas las necesidades del niño ni mucho menos las lecturas que pueden satisfacerlas, dar la oportunidad de que el lector fabrique sus propios caminos, multiplicar las ocasiones de encuentro. Tal vez si nuestras expectativas dejaran de ser la conversión de las personas a la lectura podríamos ver con alegría como alguien encuentra, simplemente, en alguno de los libros que, un poco al azar, dejamos a su alcance, aquel que sabe hablarle al oído.
"La cultura - dice Michele Petit- es algo que se hurta, que se roba, algo de lo que uno se apropia, algo que uno acomoda a su manera. Y la lectura es un gesto con frecuencia discreto, que pasa de un sujeto a otro, que no se ajusta bien a una programación. Si tratamos de capturar a los lectores con redes, mucho me temo que levanten vuelo hacia otros placeres"
"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"
Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.
..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."
Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.
..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."
Me encantó, lo comparto en el muro de Kalén, permiso :)
ResponderEliminarAdelante, Kalena, todo suyo! Ustedes son de las que saben promover de verdad. Y sí que la tienen difícil siendo vendedoras!
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