"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

martes, 8 de marzo de 2011

PALABRAS NAS PANELAS


Un libro de recetas no tiene, en principio, ninguna relación con los temas de este blog. Pero si el libro en cuestión es "Delícias de Doces Do Barraco" y su autor es "El Carioca", como conocemos todos en Laguna Merin a João Wilney Franco, ya el asunto cambia.
Porque pocos libros de recetas comienzan con citas de Montaigne y de Pessoa que aluden a la multiplicidad de seres que existen en uno mismo mezcladas con fórmulas secretas para "não chorar ao cortar as cebolas". Y no son citas al azar: El Carioca, O Gaúcho, El Camaleón -nombres todos del mismo mutante personaje- han hecho de ellas su filosofía de vida y transitan metamorfoseándose por los distintos escenarios de la existencia, siempre libres y dueños de su destino.
Es que éste, además de un libro de recetas es, como señala Zero Hora: "um livro de exaltaçao à vida, a mais nobre das atividades, é un mergulho na tarefa de ir muito além, de transformar o aparentemente efemero em perene, de revelar as entranhas de que muitas vezes é visto de forma apressada, enviesasa e superficial"
Y El Carioca, que en una de sus muchas vidas fue fotógrafo renombrado en diarios de Río de Janeiro, aprendió a mirar, fotografiando.
Porque es una mirada conocedora de la gente y del mundo, una mirada sabia, poética y solidaria, la que permite, por ejemplo, ver y narrar así esta historia:
                                        
       O assalto

Cheguei para apanhar meu carro, o assaltante tambem, ele me disse não liga o carro e eu disse porque, o carro é meu, e ele disse, insinundo que tinha um arma, é um assalto e eu disse mostra a arma, porque no grito não leva.
O dialago continuaba e començou a juntar gente, ele ficando cada vez mais nervoso, me disse: é que eu estou com fome, eu disse, agora començamos a nos entender, toma dez pratas, come e traz o troco que eu vou ficar aquí esperando, esperei mas ele não voltou, acho que esqueceu. Acho que foi isso…

Saramago aconsejó: Se podes olhar, vê; se podes ver, repara. No cabe duda que El Carioca supo reparar.

Después, cansado del ruido, de la prisa, de la falta de solidaridad e indiferencia de los demás, decidió, una vez más, con el cambio de siglo, cambiar de piel. Y creó su nuevo país: un “barraco” en el lado uruguayo de Laguna Merin. La pequeña maqueta que lo acompañó tantos años se hizo realidad con sus propias manos y hoy su casa es visitada y admirada por quienes llegan a la Laguna. Allí el Carioca planta árboles, cría gallinas, cultiva la huerta, cuida su jardín, prepara y vende dulzuras. Y jugando, como el niño que es, escribe este libro donde mistura sus saberes y nos advierte: "A reproduçao desta publicação total ou parcial é autorizada à você que deseja um mundo mais doce."

Haciendo uso de este permiso, compartimos con ustedes la receta de un dulce típico de Brasil
                                                 
                                                      QUINDÃO

Ingredientes: 10 gemas – 1 coco pequeño ralado – Medio kg de açúcar – 1 colher (de sopa) de manteiga derretida – 4 ovos inteiros

Maneira de fazer: Misture tudo, deixe macerar a noite toda. Coloque  em forma untada com manteiga e açúcar. Asse, en banho Maria, por mais ou menos uma hora e meia. Desenforme frio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario