"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

martes, 1 de marzo de 2011

¿Y SI LA BELLA DURMIENTE TUVIESE INSOMNIO?

En el marco de un proyecto de recreación de los cuentos clásicos, niños de segundo año crearon colectivamente, después de mucho análisis y discusiones, esta joyita que utiliza todos los recursos de un buen texto narrativo.

Había una vez una niña a la que llamaban Bella Durmiente.
Un día la Bella se pinchó el dedo con una aguja y tenía que dormir cien años hasta que viniera el príncipe.
Pero llegó la noche y no se pudo dormir.
A su alrededor todos estaban dormidos menos ella.
Se sentó en la cama muy preocupada: "-Cuando venga el príncipe no me va a querer besar, porque voy a estar vieja y arrugada como un tomate pasado".
Entonces llamó al hada y le explicó el problema.
El hada dijo unas palabras, sacudió su varita y la espolvoreó con brillantina mágica.
Pero la Bella Durmiente no se durmió.
Entonces el hada hizo un hechizo con un sapo, la cola de un ratón y ojos de lechuza y se lo dio con un tecito de tilo y pastillas para dormir.
Pero la Bella Durmiente no se durmió.
El hada le hizo contar 1245 ovejitas, le dio un baño calentito y hasta le contó el cuento de la Bella Durmiente.
Pero la Bella Durmiente no se durmió.
El hada le hizo masajitos en la espalda, le cantó el arrorró y le dio un osito de peluche.
Pero la Bella Durmiente tampoco se durmió.
De tanto trabajar el hada se cansó y se durmió. Sólo la Bella Durmiente seguía despierta.
Así pasaron cien años. La Bella Durmiente estaba viejita y arrugada como un tomate pasado.
Y un día se abrió la puerta del castillo y apareció el príncipe. Venía en su caballo desde Irak y como el camino era muy largo el príncipe y el caballo habían envejecido.
El príncipe viejito vio a la Bella Durmiente y dijo: "-¡Qué hermosa viejita!". Y la besó.
Entonces la Bella Durmiente se durmió.

1 comentario:

  1. Cada arruga de este cuento y del rostro de la Bella destila encanto. Qué hermoso final feliz.

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