"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

miércoles, 20 de julio de 2011

Amigos

Hoy es el día del amigo. No sabemos bien por qué pero, obedientes, enviamos sms a ¡todos! nuestros amigos (desde que existe facebook emulamos fácilmente a Roberto Carlos) los que, a su vez, retribuyen nuestros buenos deseos (Bs gs)
Y uno no puede dejar de pensar cómo las palabras van cambiando su significado, y piensa también en amigos que no están y sin embargo están más que nunca. Y como una cosa trae la otra viene a recordar cuando María Wernicke nos hiciera en su blog el hermoso regalo de un cuento escrito por su padre, el escritor Enrique Wernicke.
Y pensamos que éste, como cualquier otro, es un buen día para compartirlo (permiso, María) con los amigos, los compañeros, los que siempre están, los que a veces; los que quieran leerlo, en suma.
 
Compañeros
No sé cómo nos hemos venido a reunir aquí y, la verdad es que no me interesa averiguarlo.
Estamos los cinco compañeros, como antes. El fogón ocupa el centro de la pieza. Debe ser el Diablo quien ha encendido el fuego porque las llamas calientan por igual a los vivos y a los muertos.
-¿Qué tienes que contar, Pedro?- digo yo.
-Nada. Mi historia se acabó con mi muerte.
-La mía... – dice de pronto Rafael- se acabará mañana.
-Bueno. Esto no tiene importancia. Lo cierto es que estamos juntos como en los mejores días.
-El Chileno está callado.
-Yo estoy muerto- aclara este último.
-¿Vamos a hacer distingos, ahora?
El fuego nos silencia. Además, todos hemos comprendido que no vamos a poder entendernos. La muerte tiene sus cosas. Nos miramos. Para mí, Marco está triste, pero no quiero decirlo.
El Diablo debe andar en la pieza porque a pesar de todo nos sentimos felices. Yo fumo, con fruición, con todo el vicio. Y aquel otro cree que fuma y también parece feliz. Nos sonreímos.
-¡Vaya a saber- me dice- quién es el que hace humo!
-Yo estoy muerto- repite lúgubremente el Chileno y escupe sobre el fuego-
-¡Los cinco, como antes!- digo por decir algo.
Nos miramos otra vez. Y alguien reclama:
-¡Las barajas!
Todos sabemos que sólo hay una noche que permite que se reúnan los vivos y los muertos.
-¡Apúrense! Que no nos sobra el tiempo.
Jugamos. Y yo pierdo cuatro pesos que no sé cómo deberé pagarlos.





2 comentarios:

  1. Hermosa Mercedes, amiga de carne y hueso (aunque nos separe el charco y nos veamos poco), feliz día del amigo, ya que acá también dicen que así es, y acatamos. Orgullosa y feliz de que este cuento venga a festejarnos. Un abrazote navega por el Río de la Plata hasta llegar a su orilla.

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  2. Maravilloso!! gracias por compartirlo Mercedes + María.

    vaya mi cariño a ambas.

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