"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

jueves, 10 de mayo de 2012

"A la manera de" Julio Castro

Hace ya algunos años encontré, olvidadas dentro de un viejo libro de educación que comprara en la feria, dos hojas manuscritas -ya amarillentas puesto que databan de 1945- con un ejercicio de "imitación de texto". Ese tipo de trabajos, donde se escribía "a la manera de" eran, en esa época, una práctica habitual en los institutos de enseñanza. Indudablemente el imitar el tema, estilo y tratamiento no enseñaba a escribir de una manera creativa pero proporcionaba determinadas herramientas para el manejo de la escritura y propiciaba una lectura más atenta.
El trabajo de la alumna estaba escrito en verso y narraba una anécdota de clase: el profesor de filosofía que propone un trabajo escrito a sus alumnas y, en vez de vigilarlas mientras lo realizan se dedica a escribir un poema. Imitando con seguridad y mucho humor el estilo del profesor la jovencísima alumna narra cómo les alegró no sólo el hecho de no ser vigiladas sino también que lo que escribiera el profesor fuese un poema pues, al festejarlo, olvidaron lo mal que les había salido el escrito.
Pero el corazón me dio un vuelco cuando leí el texto a imitar, el texto que originó este poema de la alumna, o mejor dicho, cuando leí el nombre de su autor. Porque el "profesor que en una clase fue poeta", el profesor que mientras miraba escribir a sus alumnas reflexionaba en verso sobre las contradicciones entre pedagogía y vida, no era otro que Julio Castro, el maestro desaparecido durante tantos años y cuyos restos fueron recientemente encontrados en el Batallón 14, el maestro, por otra parte, cuyo nombre lleva la escuela donde trabajé hasta el momento de mi jubilación.
Sin más pretensión que la muy válida de expresar también en este formato las preocupaciones por los problemas de la educación que siempre manifestara en ensayos, artículos y conferencias, el maestro, que ese año iniciaba sus clases de Filosofía de Educación en el Instituto Normal de Montevideo, había escrito este poema:

Poema de la niña que escribe sobre el hombre

La muchacha está escribiendo
y vuela su fantasía.
Es su concepto del hombre
pero ¡ay! es filosofía.

Si ella pudiera escribir,
qué cosas que no diría,
si no fuera la "censura"
de tanta pedagogía.

Como una lápida pesan
sobre su alada alegría,
las "notas" que no son música
ni son tampoco poesía.

A cada giro que escribe,
que dicta Razón austera
mientras el alma se angustia,
la vida está prisionera.

Prisionera de sí misma
¡de cuánto está prisionera!
cuántas cosas sí diría
si no estuviera entre rejas.

El hombre...¿sabe del hombre,
acaso quien lo interpreta,
a través de un Max Scheller,
de un filósofo cualquiera?

El hombre, ese gran motivo
de dolores de cabeza,
puede acaso analizarse
como un insecto cualquiera!

La muchacha tiene el suyo,
que si no ha llegado, espera.
Es un hombre, ese sí,
¡hombre de una sola pieza!

Sobre ese sí que podría
llenar páginas enteras
mas ¿qué diría la "censura"
si sobre ese hombre escribiera?

Y así atada a su angustia
filosofando a la fuerza
siente que su alma está ahora
por la clase, prisionera....

26 mayo / 945                                 Julio Castro


El viernes 11, en el Museo Pedagógico serán velados, por fin, entre las 18 y las 20 hs, los restos de Julio Castro.
Allí entregaré, a su familia, estas hojas que atesoré tantos años.
Imitar un texto puede, tal vez, ser una manera válida de contar con mayores recursos a la hora de escribir. Imitar una vida como la del maestro es, sin duda, la única forma de recibir su legado  
Ojalá que los maestros sigamos haciendo nuestro trabajo, nuestra lucha y nuestro compromiso "a  la manera de Julio Castro"

4 comentarios:

  1. Un abrazo, Mercedes. Qué buen recuerdo. Qué gran homenaje el tuyo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Germán. Se mueven cosas adentro de uno, sí.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias por el poema, por haberlo conservado estos años y por lo que escribiste,lo recibio mi madre y te lo agradece muchisimo,saludos Inés Rosales Castro (Nieta de Julio)

    ResponderEliminar
  4. Los restos de Julio están por fin donde deben estar y el poema también, en las manos de su familia.Un abrazo a todos, Inés.

    ResponderEliminar