Viene este viento
lleno de peligro y dulce
como un sueño,
otro afluente de la muerte,
pero sin luz final, súbita, pura,
con codicia,
con furia intacta.
Viene de nuevo el viento
y comienza el asedio.
Un agua me rodeaba,
perdurable y tranquila,
un agua como un muro.
De pronto este violento
plumaje sacudido,
este aniego de olores,
de desprendidos pétalos,
en fin, de primavera,
me ha alcanzado.
Pero sé que apenas me dé vuelta,
quiera tocar su fresca piel,
ya estará lejos,
ya una menos
irreparable primavera,
dejando de su huida
sólo un polvo de sueños
importuno en las manos.
Ida Vitale
(de Palabra dada)
qué lindo.
ResponderEliminarya está acá.
gracias Mercedes