"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

martes, 24 de febrero de 2015

Una lectura "disfrutá"

Me preguntaba ayer mi tía si yo podría averiguar "en eso de internet" algo que su memoria guardaba confusamente. Cuando en 1947 Nicolás Guillén visitó Salto, invitado -o mas bien llevado a rastras- por Enrique Amorim un cantor lo precedió en su presentación (hasta los poetas tienen teloneros!) El cantor -que mi tía cree recordar que era Víctor Lima- después de entonar sus canciones comenzó a recitar Guitarra, el poema que da inicio a El son entero, uno de los textos más conocidos de Guillén. Al llegar a la estrofa final, cuando dice

Tómala tú, guitarrero
límpiale de alcohol la boca
y en esta guitarra toca
tu son entero

el cantor se vuelve hacia la penumbra del escenario, extendiendo su guitarra. Cuenta mi tía que la figura que se adelantó era enorme y oscura, que el silencio asombrado del público era inmenso, tan inmenso como atronador fue después el aplauso, cuando Guillén tomó la guitarra y comenzó a decir sus versos con una maestría y calidez que pocos escritores tienen.

No encontré en internet la respuesta que le confirmara a mi tía que aquel cantor fuese Víctor Lima aunque es más que probable. Pero encontré algo que no conocía: Páginas vueltas, las memorias de Nicolás Guillén. Y no puedo dejar de transcribir unos versos jocosos que encontré allí, escritos en la forma conocida como "cabo corto", es decir suprimiendo la última sílaba, con que el autor se despide del Uruguay en la persona de sus amigos: el escritor Alfredo Mario Ferreiro y el caricaturista salteño Julio Suárez, el popular Peloduro.
Muestran facetas desconocidas, al menos para mi, del poeta: su buen humor y su facilidad para captar rápidamente la jerga coloquial de un país y la esencia del mismo. 
Por eso los dejo aquí para compartirlas con ustedes, son una lectura muy "disfrutá". Y si algún salteño sabe quién fue el cantor que presentó a Nicolás Guillén, mi tía le agradecerá el dato.


Muy querido Pelodú
y Alfredo Mario Ferré:
gracias por esta gallé
que alumbra mi vida oscú
Al dejar el Urugú
lloro con desesperá
detesto mi suerte escá
y con acento rabió
grito a los ojos de tó:
¡Pucha que soy desdichá!

¡Adiós amigos cordiá
compañeros de garú!
Siempre me he acordado mu
de esta tierra tan simpá
Aquí me sentí en mi ca
como si en Cuba estuvié
y hasta aumenté mi diné
por si acaso fuese po:
¡ahí nomás me vuelvo lo
cuando agarré la quinié!

Aprendí a comer el bi
con "fe" de carne de va
aprendí a cebar el ma
y embocar bien la bombí
Y si una mujer boní
pasó a pie o en automó
¡pucha, grité con descó
como un uruguayo pu:
¡Vengan a ver este chu!
¡Mirála, che, que fenó!

¡La tiró! ¡Ya no hay remé
de que el viaje se demó
y todo el mundo conó
que me voy el día primé.
Mas no es larga la carré
desde aquí hasta la otra orí
cualquier día de improví
vengo volando o a na
para comprarme una ca
frente a la estatua de Artí.



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