Esta noche don Antonio Machado estuvo en el Solís. Con su torpe aliño indumentario, con su dolor y su esperanza, con sus versos desnudos y desgarrados.
Caminamos con él, haciendo camino al andar, desde los días azules al sol de la infancia; vimos las barcas de pescadores en Colliure, el ejército republicano en retirada, los polvorientos caminos de España, las plazuelas con fuentes rumorosas y los patios con cipreses...
Dicen que en escena estaba José Sacristán. Pero todos los que allí asistimos, conmovidos, a ese monólogo íntimo y profundo, sólo vimos ante nosotros la figura y el testimonio auténtico de un poeta, en el buen sentido de la palabra, bueno.
"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"
Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.
..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."
Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.
..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."
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