Desolvidar

Si recordar es volver a pasar por el corazón, desolvidar es, simplemente, ir en busca de lo injustamente perdido, sacudirle el polvo de los años y volverlo a plantar ante nuestros ojos, tan nuevo y fresco como siempre. Eso fue lo que hizo anoche, día del libro en nuestro país, el entusiasmo de Susana Aliano, editora de "¡Más pimienta!" y la mirada joven de cuatro ilustradores que acompañaron con su creatividad los poemas, igualmente jóvenes, de tres escritores uruguayos. Escritores cuyas últimas ediciones datan, en su mayoría, de mediados del siglo pasado; escritores desconocidos para la mayoría, pero cuya poesía se mantiene mágicamente viva y sólo espera que alguien la ponga otra vez en el ruedo para multiplicar esa magia y encantar los corazones.
Pero no sólo las voces antiguas fueron desolvidadas, se desolvidó también aquel viejo concepto de escribir, simplemente, sin pensar en la edad del destinatario, y se desolvidó la idea de que editar poesía es necesario porque es un valor cultural, pensando en los lectores en términos de personas y no de mercado.
Fue una gran fiesta del desolvido, con música, y brindis, y niños. Como debe ser.