Olvidamos que la poesía no es un instrumento ni un vehículo para alcanzar otros fines, ni enseña con las armas de la pedagogía. La poesía es, en sí misma, un hecho pedagógico.
Roberto Bolaño decía que la principal utilidad de la poesía es "joderle la paciencia a la gente". Suena muy transgresor, pero ya Charles Cros, dos siglos antes, había afirmado algo parecido:
El pescado ahumado
Érase un gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo.
Contra el muro una escalera, alta, alta, alta.
Y por tierra un pescado ahumado, seco, seco, seco.
Y por tierra un pescado ahumado, seco, seco, seco.
Él llega, teniendo en sus manos sucias, sucias, sucias
un martillo pesado, un gran clavo, puntiagudo, puntiagudo, puntiagudo
y un ovillo de hilo gordo, gordo, gordo.
Entonces sube a la escalera alta, alta, alta
y clava el clavo puntiagudo, pam pam, pam pam, pam pam
en lo alto del gran muro desnudo, desnudo, desnudo.
Suelta el martillo que cae, que cae, que cae,
ata al clavo la cuerda larga, larga, larga,
y en la punta el pescado ahumado, seco, seco, seco.
Baja de la escalera alta, alta, alta
se la lleva con el martillo pesado, pesado, pesado
y luego se va a otra parte, lejos, lejos, lejos.
Y desde entonces el pescado ahumado seco, seco, seco
en la punta de esta cuerda larga, larga, larga
muy lentamente se balancea siempre, siempre, siempre.
Yo he compuesto esta historia simple, simple, simple
para hacer rabiar a la gente seria, seria, seria
y divertir a los niños pequeños, pequeños, pequeños.
Charles Cros
No hay comentarios:
Publicar un comentario