"Te puedes sentar, viajero, en esta casa de piedras: es tarde tal vez bajo tu bandera, en tu patria. Aquí siempre es temprano y el fuego está por encenderse (...) Tú, si quieres permanecer o disolverte, puedes hacerlo. Lo único que se exige es azul"

Estas palabras de Pablo Neruda me parecieron oportunas y cálidas para darte la bienvenida. Sean, entonces, la puerta de entrada a mi casa de palabras. Con ellas y las de Octavio Paz comenzamos a navegar.

..... " La poesía /siembra ojos en las páginas /siembra palabras en los ojos /
..... Los ojos /se cierran. /Las palabras se abren."

sábado, 11 de febrero de 2012

Palabra ultrajada

A Merceditas Calvo, mi lectora, recuerdo de su amigo Enrique / 1960


Amigo. Pocas palabras más hermosas.
Cuando Enrique Amorim, escasas semanas antes de su muerte, la utilizara para dedicarme su libro, me sentí orgullosa de merecerla. Nos separaba medio siglo de vida. Nos unía mucho más.
Porque si algo supo Enrique fue cultivar la amistad. De niños y de adultos, de intelectuales y gente del pueblo, de las mujeres, y también de los hombres.

Cuando un escribiente peruano llamado Santiago Roncagliolo llegó a Salto procurando información para la biografía que le habían encargado escribir, quiso visitar a algunos de esos amigos. Habló de revalorizar la obra de un escritor olvidado, de hacer nuevas ediciones de sus libros.
Los salteños lo recibieron con calidez, le abrieron las puertas de sus casas, le contaron - pese a las presiones por hacerles decir otra cosa- lo único que todo Salto sabe: que Amorim fue un hombre abierto, generoso, que expresó en sus poemas lo que refrendó con sus actos: "Quiero un hermano más, sencillamente. Ya ves qué poco quiero."

Hoy Salto asiste atónito a esta burla.

Después de la sorpresa inicial muchos se indignan y estallan: -¡Marketing es esto! ¿Cómo se puede inventar así, con tal ligereza, sin fundamento alguno?
Otros, convencidos que basta que algo esté escrito para que sea verdad, analizan menos y suspiran más: -¡Qué historia tan romántica!

Pero la mayoría callamos. "Hay golpes en la vida tan fuertes... yo no sé"  decía otro peruano de antaño, éste sí escritor y, sobre todo, sabedor de cuál es la responsabilidad de quien escribe.
Asqueados, doloridos, avergonzados, los amigos callamos.
Nos duele la memoria de Enrique, nos duelen los viejos salteños que aún atesoran, en fotos y papeles amarillentos, el recuerdo de su amigo.
Pero, por sobre todo, nos duelen las palabras ultrajadas. Ni Amorim ni Salto se merecen esta infamia. Pero mucho menos se lo merece la palabra Amistad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario