Duérmete, vampira mía
duérmete que ya es de día
duérmete sin inquietud
en tu pequeño ataúd
con la sábana morada
sin tener miedo de nada.
Ten sueños muy apacibles
con murciélagos horribles
cementerios, sepulturas
y noches negras y oscuras.
Duerme mientras brille el sol
con mi nana en si bemol
y tu pijama de andrajos
sin pensar nunca en los ajos.
Y cuando a las doce y cinco
te despiertes dando un brinco
te daré, bebé llorón
sangre fresca en biberón.
Duérmete, vampira mía
duérmete que ya es de día.
Carmen Gil
Le cantamos la nana al petit vampiro y quedó danzando de la emoción, así: plim, plim, plim!
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